Roberto Fernández, el director de Responsabilidad Social de Iberdrola, ve difícil reflejar en la factura los costes de las inversiones en renovables, porque a la sociedad “le cuesta aceptarlo”.
Además, ha añadido que los consejos de las compañías, las administraciones e instituciones europeas y los equipos ejecutivos van “por delante de la sociedad a la hora de valorar los beneficios a medio plazo de la implantación de medidas medioambientales que, a corto plazo, suponen un mayor coste en la factura de consumo”.
Fernández ha hecho estas valoraciones durante el coloquio que ha seguido a la conferencia que bajo el título Desarrollo Sostenible, Agenda 2030 y ESG en Iberdrola, ha ofrecido en el marco de los encuentros organizados por Deusto Business Alumni.
El director de Responsabilidad Social de la eléctrica presidida por Ignacio Galán ha afirmado que, ante esa realidad, son las empresas las que tienen que liderar el proceso de transición energética hacia opciones medioambientalmente sostenibles porque, “de esta situación, se saldrá verde o no se sale” ha remarcado porque son opciones sostenibles que, a corto plazo suponen más coste pero son mayores sus beneficios al largo plazo.
Por ese motivo, desde su punto de vista, son las compañías, administraciones y equipos ejecutivos quienes deben continuar con ese liderazgo desde su responsabilidad a medio plazo en la descarbonización y también, ser capaces de centrarse en ver las cosas con la perspectiva a largo plazo de que estas inversiones sostenibles suponen la creación del valor sostenible porque “las decisiones tomadas solo mirando al corto plazo te comen”.
En ese contexto de perspectivas ha enmarcado Fernández la estrategia inversora de Iberdrola, que va a invertir 75.000 millones en inversiones sostenibles en 6 años con el objetivo de duplicar su capacidad de instalación de renovables en ese periodo.
En este sentido, y preguntado por la importancia de los fondos europeos del plan de recuperación Next Generation en esa estrategia inversora, Férnandez ha afirmado que dichos fondos suponen una “gran oportunidad para hacer cosas que, de otro modo, no se podrían afrontar”.
Sin embargo, ha precisado que los 75.000 millones que invertirá Iberdrola es una partida presupuestaria que no cuenta con la llegada de esos fondos aunque, en todo caso, “todo lo que venga o vaya a venir, en este sentido, será a más”.
Dentro de esas inversiones estratégicas, el director de Responsabilidad Social de Iberdrola ha señalado que la intención de la eléctrica es relanzar y volcarse en la apuesta por el hidrógeno verde de una forma similar a como hizo en su día a la hora de relanzar y dar impulso a la energía eólica hace unos años.
En Iberdrola, ha añadido, “nos gustaría hacer con el hidrógeno verde algo parecido a con la eólica, cuyo lanzamiento, ha recordado, requirió al principio de apoyo público y tuvo que ser subvencionado al principio, pero, hoy día, su funcionamiento ya no requiere de subvenciones”.
En este sentido, ha equiparado esa fórmula a la que podría llevarse a cabo con el hidrógeno verde porque puede ser una solución para esa parte de la economía que necesita ser más ecológica.
Fernández ha precisado que el hidrógeno, como energía, es “sucio” en la actualidad, porque genera co2, pero ha destacado que la capacidad del hidrógeno permitirá llegar allá donde no se pueda electrificar la producción de energía.
En este punto ha citado nichos para el hidrógeno verde como la aviación, el transporte pesado o la producción a altas temperaturas donde no será posible su implantación. Según sus estimaciones, el hidrógeno verde tiene fuertes expectativas que indican que se podría dividir por cuatro en 2030 el coste actual de la producción del hidrógeno no verde.
Preguntado por si la eléctrica contempla el traslado de su centro de decisiones de Bilbao a Madrid, Fernández lo ha descartado y ha añadido que si algo caracteriza a Iberdrola es que no tiene enfoque de “desembarco” en su modelo de negocio y su “tremendo respeto a lo local, porque el conocimiento de los mercados de lo local y de sus redes tiene un valor para Iberdrola”.
En ese sentido, ha recordado que la eléctrica cuenta en Bilbao con 1.800 empleados y ha afirmado que resulta “evidente” que mantiene su compromiso y, sin citar nombres, ha añadido que “ya nos gustaría que otras empresas que han sido bilbaínas, hubieran mantenido la apuesta por Bilbao que hace Iberdrola”.
Finalmente, sondeado por los consejos que para invertir o apostar por las energías sostenibles pudieran dar desde grandes empresas como Iberdrola al sector de las pymes, Fernández ha afirmado que, si bien es cierto que las grandes compañías cuentan con más medios para apostar por energías sostenibles, también es cierto que les “es más difícil moverse”.
Según el director de Responsabilidad Social de Iberdrola, las pymes “tienen que aprovecharse de su capacidad para la toma de decisiones rápidas, para implementarlas” por lo que recomienda que se centren en sus oportunidades y riesgos.