Lejos de lo que pueda parecer a priori, ni las humedades ni las grietas son los peores daños que puede sufrir un inmueble, sino la falta de mantenimiento del edificio. Y es que, no llevar a cabo un mantenimiento preventivo puede acarrear graves consecuencias, además de grandes desembolsos, ya que, lo que comienza siendo una pequeña fisura o desconchón en la pared, puede acabar siendo un desprendimiento o gran avería.

Cuidar el mantenimiento del edificio es una manera no solo de asegurar su conservación, sino además de atajar los problemas antes de que surjan y, con ello, de ahorrar costes extraordinarios. Estos son algunos elementos a los que hay que prestar especial atención:

1. Estructura del edificio: los cimientos y estructura son la base y columna vertebral del edificio. Por ello, la inspección de fisuras, grietas o cualquier deterioro en ella puede ser particularmente importante.
2. Cubierta y fachada: al estar a la intemperie, son las zonas más expuestas al deterioro. El mapa de los parámetros exteriores que realizan las empresas de mantenimiento del edificio permite obtener una fotografía del estado del edificio para categorizar las posibles anomalías y proceder a su reparación.
3. Desagües y sumideros: se trata de unos elementos del edificio a los que se presta poca atención, pero fácil de detectar cuando el problema se ha agravado. Y es que, es fácil encontrar comunidades que padecen malos olores e incluso, problemas de higiene y salubridad por falta del mantenimiento y limpieza de estas instalaciones.
4. Aislamiento: el aislamiento del edificio es uno de los elementos fundamentales en el ahorro energético y de la factura. Y es que, contar con un buen aislamiento en el edificio tanto por ventanas como por fachadas, permite ahorrar hasta un 20% en la factura de gas y electricidad.

Para conservar en buen estado el edificio es necesario realizar un mantenimiento adecuado y continuado de todos estos elementos. Por ello, cuando pensemos en contratar una empresa de mantenimiento de edificios, debemos pensar que no se trata de un gasto, sino de una inversión que nos proporcionará, a medio y largo plazo, ahorros mayores.