El Banco Portugués de Investimento (BPI), controlado por CaixaBank, obtuvo un beneficio de 23 millones de euros hasta septiembre, un 87% menos que un año antes, por el impacto de la venta de parte de su negocio en Angola y del programa de reducción de plantilla.
Los resultados, recogidos en un comunicado a la Comisión del Mercado de Valores lusa (CMVM), son mejores de lo esperado por los analistas, que estimaban que el banco registraría pérdidas.
La venta de una participación del 2% del capital del Banco de Fomento de Angola (BFA), con la que cedió el control a la empresaria angoleña Isabel Dos Santos para evitar sanciones de Bruselas, penalizó los resultados en 212 millones de euros.
A esta penalización se unen los costes derivados del programa de reducción de plantilla implementado por el banco, que ha acordado la salida de 617 trabajadores a través de jubilaciones anticipadas y rescisiones voluntarias, con un impacto de 77 millones de euros en las cuentas. Con esta medida, que supone una reducción de la plantilla de un 11%, el banco espera alcanzar un ahorro anual de 36 millones a partir de 2019.
Sin estos extraordinarios, el banco habría obtenido unos beneficios de 312 millones de euros, un 70% más que un año antes.
El negocio en Portugal dejó un resultado positivo de 152 millones de euros, muy superiores a los 56 millones de septiembre de 2016, mientras la actividad internacional aportó 154 millones, un 26% más.
El producto bancario -equivalente a los ingresos de la entidad- se situó en 546 millones de euros, un 0,6% más, mientras que el margen financiero -diferencia entre los intereses cobrados en créditos y los pagados en depósitos- cayó un 1,3%, hasta los 301 millones.
Recientemente, la Fundación Bancaria “la Caixa” anunció que destinará 3 millones de euros para apoyar a las víctimas de los incendios en Portugal, en el marco de su acuerdo con el Banco BPI. Esta asignación se destinará fundamentalmente a la recuperación de viviendas afectadas por el fuego.