Banco Popular, presidido por Ángel Ron, ha iniciado el ajuste de la red de oficinas de Citibank en España, adquirida el año pasado para potenciar el negocio de tarjetas de crédito.

El grupo va a comenzar el proceso de cierre de una quinta parte de las sucursales del ahora Popular-e, con el objetivo de racionalizar la estructura y obtener sinergias de costes.

El ajuste afectará a una decena de sucursales situadas en Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia principalmente. El grupo ha ofrecido a los trabajadores el traslado a otras oficinas o a los servicios centrales.

Ron indicó hace tiempo que previsiblemente el Popular llevaría a cabo un ajuste en la red de Citibank tras su integración, pero descartó cualquier proceso de recorte del personal de la filial de Citigroup en España, compuesta por casi un millar de trabajadores.

El Popular adquirió una cartera de aproximadamente 1,2 millones de cuentas; 2.000 millones de euros en activos; 2.300 millones en activos bajo gestión; 1.400 millones en préstamos, y 2.000 millones en depósitos.

El banco incorporó al antiguo Citibank sus 2,3 millones de tarjetas de crédito para vender el 51% del capital de la nueva franquicia al fondo Varde Partners, operación por la que obtuvo unas plusvalías netas de 400 millones, que sirvieron para compensar el coste de la adquisición (tanto precio como consumo de capital y provisiones por riesgos).

El Popular apostó por Citibank para seguir creciendo en España. El mayor interés estaba depositado en el dinero de plástico, sobre todo el conocido como ‘revolving’ (préstamos con pago aplazado por un determinado importe), donde la filial del grupo norteamericano ostenta más de un 10% de la cuota de mercado.

Tras sellar el acuerdo con Citi, Banco Popular ha analizado este año la adquisición de varias de sus filiales en Centroamérica, si bien finalmente ha desistido de llevar a cabo esas inversiones.